No en vano, la gestión del riesgo es una actividad esencial para un inversor, ya que permite planificar estrategias correctas para protegerse de los imprevistos e invertir de forma sostenible, eligiendo soluciones que se adapten a sus objetivos y necesidades a corto, medio o largo plazo. Veamos en detalle qué representa el riesgo de liquidez, cómo medirlo y cómo contenerlo eficazmente.
Riesgo de liquidez: ¿qué es?
De los diferentes tipos de riesgo de inversión, el riesgo de liquidez es sin duda uno de los más importantes de conocer y comprender. Se trata del riesgo que corre el inversor de no poder vender el título que posee al precio esperado, por ejemplo, porque el valor ofrecido por el mercado no se ajusta a sus expectativas, o porque actualmente no hay compradores dispuestos a adquirir el título.
La liquidez de un valor indica lo fácil que es vender una inversión en el mercado porque hay más o menos demanda de otros inversores para un valor concreto. Un alto riesgo de liquidez significa que la venta del valor es difícil y puede llevar mucho tiempo, ya que la baja demanda hace que la monetización del activo sea más compleja y lenta. Por el contrario, un riesgo de liquidez bajo significa que es posible salir de la inversión fácilmente vendiendo el activo rápidamente.
¿Cómo se mide el riesgo de liquidez?
Para saber cómo medir el riesgo de liquidez de un activo, hay que empezar por analizar el tipo de inversión realizada. Toda operación conlleva siempre riesgos genéricos, es decir, ligados a las condiciones del mercado y otros factores externos, y riesgos específicos, que están condicionados por la posibilidad de que el emisor del valor incumpla las condiciones de la inversión (por ejemplo, una empresa que emite un bono y no es capaz de pagar el título de deuda a su vencimiento).
La estimación del riesgo de liquidez consiste en analizar la liquidez de una inversión para conocer la facilidad de desinversión, es decir, de salir de la inversión vendiendo el activo que se posee (acciones, bonos, crédito de un préstamo entre particulares, etc.) a otro inversor. Normalmente, en la bolsa, el riesgo de liquidez se calcula teniendo en cuenta el volumen y la frecuencia de las operaciones sobre la acción. Cuanto mayores sean las transacciones diarias, más fácil será encontrar compradores interesados.
Cómo protegerse del riesgo de liquidez
La gestión del riesgo de liquidez forma parte de la gestión de riesgos, mediante la cual se analizan los riesgos asociados a una inversión y se planifican las estrategias adecuadas para controlar el riesgo. Este proceso requiere una evaluación precisa de todos los tipos de riesgo de una inversión, incluyendo:
- riesgo específico
- riesgo genérico
- riesgo del emisor
- riesgo de tipo de interés
- riesgo de crédito
- riesgo de liquidez
- riesgo de mercado.
En algunos casos, se ofrece una prima de riesgo por la liquidez de la inversión, que suele utilizarse para las operaciones a largo plazo en inversiones en bonos, proporcionando a los inversores cierta protección que actúa como incentivo. En otras circunstancias, se concede un tipo de interés más alto para las inversiones con un alto riesgo de liquidez, cubriendo la dificultad del inversor para vender el valor antes del vencimiento con un rendimiento potencial más alto.
A la hora de realizar una inversión, siempre es necesario evaluar el riesgo de liquidez para entender, en caso de querer vender el valor en el mercado, lo difícil que sería encontrar otros inversores interesados en comprarlo. En particular, es necesario estimar si el rendimiento de la inversión cubre adecuadamente este riesgo o no.
La mejor manera de minimizar el riesgo de liquidez sigue siendo mantener una inversión hasta su vencimiento natural, siempre que esta condición no suponga una devaluación de la inversión con el paso del tiempo, una reducción del rendimiento debido a la inflación, o entre en conflicto con una necesidad de liquidez.
Autora
Laura Castillo
Consultora en inversiones y desarrollo de negocios