¿Qué es el patrimonio?

En derecho, se define como el conjunto de bienes materiales e inmateriales que posee una persona o empresa llamada propietario. Está formado por todos los activos y pasivos que pueden valorarse en efectivo y, por tanto, tienen un valor de mercado. La finalidad del patrimonio es satisfacer las necesidades humanas, materiales, espirituales y morales de la persona.

La palabra “Patrimonium” viene de Pater y Munus, que significa el deber del padre de proveer al sustento de la familia.

El patrimonio se compone de activos tangibles:

  • Activos financieros
  • Activos fijos
  • Pasivo

Patrimonio Inmobiliarios

Entre los bienes tangibles que componen el patrimonio, un lugar importante lo ocupan los bienes inmuebles, es decir, todos aquellos bienes que son inamovibles y están firmemente anclados al suelo, como casas, terrenos y edificios.

Patrimonio financiero

El patrimonio financiero está constituido por los activos que representan todos los medios de pago, como las cuentas corrientes y los depósitos, y el conjunto de instrumentos financieros que se mantienen en la cartera, como:

  • bonos;
  • bonos del Estado;
  • acciones;
  • sicavs;
  • fondos de inversión;
  • gestión de activos;
  • instrumentos derivados;
  • ETFS;
  • participaciones empresariales;
  • etc.

De forma más general, podemos decir que los activos financieros incluyen todos los instrumentos que debemos conocer y utilizar para satisfacer plenamente nuestras necesidades de ahorro, inversión y, sobre todo, de planificación patrimonial.

La principal característica de un activo financiero es su valor monetario y la facilidad con la que se puede negociar en el mercado, por lo que se denomina activo líquido.

¿Cómo se calcula el patrimonio?

El cálculo del patrimonio es una actividad muy útil, ya que ofrece una imagen precisa de nuestra situación financiera. El cálculo no es nada complejo y es un excelente indicador para entender la salud de la situación financiera.

¿Cómo se hace este cálculo? Desde el principio, es esencial hacer una lista de todos los bienes que se poseen, tanto muebles como inmuebles, y elaborar un inventario de bienes adecuado.

  1. Primer paso: definimos el valor de los Activos Financieros sumando el importe de
    • efectivo
    • cuentas corrientes y depósitos
    • inversiones en instrumentos financieros de cualquier tipo
    • vales postales
    • pólizas de seguro
    • fondos de pensiones
  2. Segundo paso: definimos el valor de los activos inmobiliarios.

    La determinación de su valor es mucho más compleja porque no se trata de sumar valores reales, precisos y fácilmente disponibles como ocurre con los activos financieros. Se trata más bien de hacer una estimación que se aproxime al valor real del inmueble, es decir, determinar la cantidad de dinero que podríamos obtener con su venta.

    Un método sencillo es buscar el precio de venta de propiedades similares a la nuestra, en la misma zona, del mismo tamaño, consultar sitios de agencias inmobiliarias, revistas… Es buena idea sumar también todo lo que hay dentro de la propiedad para obtener un valor completo.

  3. Tercer paso: Definir el importe del pasivo:

    El pasivo son todas las deudas que tenemos que pagar a lo largo del tiempo por los bienes o servicios adquiridos. Su valor viene determinado por la cantidad de dinero que aún se necesita para saldar la deuda pendiente. Representan deudas:

    • hipoteca sobre la vivienda
    • préstamo para vivienda de vacaciones
    • préstamo para la compra de un coche
    • préstamo para la compra de electrodomésticos, televisores, vacaciones…
    • varios préstamos
    • tarjetas de crédito
  4. Cuarto paso: determinamos el patrimonio neto.

    A la suma de los activos financieros le sumamos la de los bienes inmuebles y le restamos la de los pasivos, el resultante será nuestro patrimonio neto.

Una vez que hayamos obtenido nuestro valor, es conveniente hacer un análisis del resultado. Dependiendo de nuestra edad, familia y situación personal, hacemos ajustes si es necesario, cómo por ejemplo:

  • cambiar el estilo de vida
  • pagar las deudas
  • limitar el uso de las tarjetas de crédito
  • o vender algunos activos para restablecer el equilibrio patrimonial

El cálculo del patrimonio neto debe repetirse al menos una vez al año, esta sana costumbre nos da una información valiosa. Por último, pero no por ello menos importante, recordemos que nuestros activos, independientemente de su tamaño, deben estar necesariamente bien gestionados. Es fundamental fijar los objetivos, identificar la inversión y, sobre todo, los instrumentos de protección.

Por supuesto, esto requiere tiempo, buena voluntad y mucha conciencia, pero como con cualquier proyecto que nos importa, primero lo planificamos con cuidado y amor, luego lo construimos con constancia y precisión, y finalmente lo cuidamos y protegemos durante toda su vida.

Autora

Laura Castillo

Laura Castillo

Consultora en inversiones y desarrollo de negocios

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