Utilización del capital humano para gestionar una cartera de fondos.

¿Qué es la gestión activa?

La gestión activa es el uso de capital humano para gestionar una cartera de fondos. Los gestores activos se basan en la investigación analítica, el juicio personal y las previsiones para tomar decisiones sobre qué valores comprar, mantener o vender.

Teoría de la gestión activa

Los inversores que no siguen la Hipótesis de los Mercados Eficientes creen en la gestión activa. Sostienen la creencia de que existen algunas ineficiencias en el mercado que permiten que los precios de mercado sean incorrectos. Por lo tanto, es posible obtener beneficios en el mercado bursátil identificando valores con precios erróneos y empleando una estrategia para aprovechar la corrección de los precios.

Una estrategia de inversión de este tipo puede consistir en comprar valores infravalorados o vender en corto valores sobrevalorados. Además, la gestión activa se utiliza para modificar el riesgo y crear menos volatilidad que el índice de referencia.

El objetivo de la gestión activa es generar mejores rendimientos que un índice de referencia, que suele ser algún tipo de índice de mercado. Por desgracia, la mayoría de los gestores activos no son capaces de superar sistemáticamente a los fondos de gestión pasiva. Además, los fondos de gestión activa cobran comisiones más elevadas que los de gestión pasiva.

Proceso de gestión activa

El proceso de gestión activa suele constar de tres pasos:

1. Planificación

La etapa de planificación consiste en identificar los objetivos y las limitaciones del inversor. Puede incluir las expectativas de riesgo y rentabilidad, las necesidades de liquidez, el horizonte temporal, las cuestiones fiscales y los requisitos legales y reglamentarios. A partir de estos objetivos y limitaciones, puede elaborarse una declaración de política de inversión (IPS). La IPS suele describir los requisitos de información, las directrices de reequilibrio, la comunicación de la inversión, los honorarios del gestor y la estrategia y el estilo de inversión.

A continuación, los gestores activos deben formarse una expectativa del mercado de capitales y hacer previsiones sobre el perfil de riesgo y rentabilidad de los valores que constituirán la base de la cartera. Por último, debe determinarse la asignación estratégica de activos con ponderaciones por clases de activos.

2. Ejecución

La etapa de ejecución implica la puesta en práctica de la cartera con la construcción y la revisión. Los gestores activos integran sus estrategias de inversión con las expectativas del mercado de capitales para seleccionar valores específicos para la cartera global. De este modo, los gestores activos optimizan la cartera combinando los activos de manera eficiente para alcanzar determinados objetivos de rentabilidad y riesgo.

3. Retroalimentación

La fase de retroalimentación consiste en gestionar la exposición a las inversiones. Se realiza reequilibrando la cartera para garantizar que la cartera sigue estando dentro del mandato del IPS (declaración de política de inversión). Además, los inversores evalúan periódicamente el rendimiento de la cartera para asegurarse de que se cumplen los objetivos de inversión.

Gestión activa frente a gestión pasiva

Se espera que los gestores activos respondan a los cambios en las expectativas del mercado de capitales. Contrasta con la gestión pasiva, en la que una cartera está vinculada a un índice y no reacciona a los cambios en las expectativas del mercado de capitales.

En la gestión de carteras, debe crearse una declaración de política de inversión; la política esboza la estrategia de inversión concreta para un fondo de inversión. En sentido amplio, las estrategias de inversión pueden ser una de las siguientes:

1. Estrategia pasiva

Una estrategia de inversión pasiva consiste en no reaccionar ante las expectativas cambiantes del mercado de capitales. Por ejemplo, una cartera vinculada al índice S&P500, un índice que representa los mercados de renta variable de Estados Unidos, puede añadir o eliminar participaciones en respuesta a los cambios en la composición del índice subyacente, pero no responderá a los cambios en las expectativas del mercado de capitales sobre el valor de inversión de un título individual.

La indexación es un enfoque pasivo común de la inversión en el que una cartera de valores replica los rendimientos de un índice específico.

La estrategia de inversión activa implica que la gestión responda a las expectativas cambiantes del mercado de capitales. La gestión activa de una cartera significa que las ponderaciones de las participaciones difieren del índice de referencia de la cartera (cartera de comparación), en un intento de producir un exceso de rentabilidad ajustada al riesgo, también conocido como alfa. Las diferentes ponderaciones de las carteras reflejan las diferentes expectativas de la gestión con respecto al mercado global.

3. Estrategia semiactiva

Una estrategia de inversión semiactiva implica un enfoque de índice mejorado en el que se busca el alfa al tiempo que se hace hincapié en el riesgo en relación con el índice de referencia.

Ventajas de la gestión activa

Una ventaja de la gestión activa es que se pueden seleccionar diversas inversiones y estrategias de inversión. Algunas motivaciones para que los inversores se inclinen por la gestión activa son las siguientes:

  • Los inversores creen que los fondos de gestión activa pueden superar al mercado.
  • Los inversores creen que pueden elegir a los gestores activos más capacitados.
  • Los inversores pueden querer gestionar la volatilidad de forma diferente al mercado en general.
  • Los inversores pueden querer seguir una estrategia acorde con sus objetivos personales de inversión.
  • Los inversores pueden exponerse a inversiones alternativas no correlacionadas con el mercado.

Desventajas de la gestión activa

La gestión activa puede ser una desventaja si la dirección toma malas decisiones de inversión. Incluso si la gestión activa obtiene buenos resultados, está bien documentado que la mayoría de los gestores activos obtienen peores resultados que sus homólogos de gestión pasiva.

Además, cuando un fondo de gestión activa se hace muy grande, empieza a mostrar características similares a las de un índice para diversificar sus inversiones. Por último, la gestión activa requiere una infraestructura de gestores, analistas y operaciones que requieren una compensación, lo que hace que la gestión activa sea más cara que la pasiva.

Autora

Laura Castillo

Laura Castillo

Consultora en inversiones y desarrollo de negocios

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