El capital social de una empresa está formado por el importe total de todos los pagos y aportaciones de los accionistas y figura en los estatutos de la empresa.

El capital social representa el valor de las sumas y los bienes aportados por los accionistas, en concepto de capital riesgo, en el momento de la constitución de la sociedad; se divide en acciones, cada una de ellas de igual valor. Las acciones se reparten entre los accionistas en proporción a la cantidad aportada por cada uno.

En lo que respecta a los documentos contables, el capital social se inscribe en el balance, en la sección del pasivo, ya que representa una especie de “deuda” de la empresa con sus accionistas.

Las sociedades anónimas y las sociedades limitadas deben tener un capital inicial mínimo de 60.000 euros, mientras que para las sociedades limitadas el capital inicial es de 3.000 euros.

El capital social puede cambiar, ya sea al alza o a la baja, durante la vida de una empresa (por ejemplo, la empresa puede acordar una ampliación o una reducción de capital); cualquier acuerdo relativo a una modificación del capital social debe ser aprobado por la junta extraordinaria de accionistas, lo que constituye una modificación de los estatutos.

Autora

Laura Castillo

Laura Castillo

Consultora en inversiones y desarrollo de negocios

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